El sentimiento de soledad y la tristeza

El ser humano es social por naturaleza, lo cual significa que necesita el contacto y la relación con otras personas. Por muy autónomos e independientes que seamos, las relaciones interpersonales nos aportan seguridad y bienestar, dos aspectos que son esenciales para mantener nuestro equilibrio psicológico. Cuando por una razón u otra comenzamos a aislarnos, la soledad puede terminar pasándonos factura.

¿Por qué nos sentimos solos?

Cuando pensamos en la la soledad inmediatamente la asociamos con la falta de contacto humano, pero lo cierto es que podemos sentirnos solos incluso estando rodeados de muchas personas. Esto se debe a que la soledad es un estado mental, al igual que la depresión, la ansiedad o el miedo.

La soledad está vinculada a los sentimientos de incomprensión, tristeza e inseguridad. Si percibimos que las personas que tenemos a nuestro alrededor no nos comprenden y no comparten nuestros valores y preferencias, podemos sentirnos solos, desamparados e indefensos.

Los riesgos de la soledad

Cuando la soledad se instaura, suele traer consigo cierta dosis de tristeza, angustia, ansiedad e incluso miedo. Además, el hecho de no tener un apoyo emocional merma nuestra autoestima y nos desmotiva. Por eso es común que las personas que se sienten solas se sumerjan en un círculo vicioso que les hace perder el interés por el día a día y por emprender nuevas actividades que quizás le ayudarían a conocer a otras personas con las cuales podría compartir gustos y valores. En los casos más severos se llega a la depresión.

Además de las consecuencias en el plano psicológico, la soledad también se ha vinculado a un debilitamiento del sistema inmunológico. Diversas investigaciones han confirmado que la soledad está estrechamente ligada a respuestas inmunes disfuncionales. Por ejemplo, un estudio realizado recientemente en la Universidad de Ohio demostró que las personas solas producen una mayor cantidad de proteínas vinculadas a la inflamación, las cuales desempeñan un rol esencial en la aparición de enfermedades como la diabetes, la artritis y el Alzheimer.

Por otra parte, numerosas investigaciones realizadas en diferentes países y que han incluido a cientos de personas han demostrado que no contar con apoyo social aumenta de manera significativa la mortalidad ante diferentes enfermedades. De la misma manera, se conoce que quienes cuentan con personas que les apoyen, se recuperan más rápidamente de las intervenciones quirúrgicas y de determinadas patologías.

¿Qué hacer?

En primer lugar, es importante cambiar el significado que le damos a la soledad. La soledad también se puede disfrutar, puesto que nos permite tener más tiempo para nosotros, nos ofrece una oportunidad para redescubrirnos y un espacio para cambiar los objetivos que tenemos en la vida.

En segundo lugar, es vital que asumas una actitud proactiva. Es decir, que inviertas una parte de tu tiempo en establecer relaciones con las personas. A menudo la gente solitaria es muy tímida y no sabe cómo acercarse a los demás y hacer nuevos amigos. En este sentido, una excelente estrategia es apuntarte a cursos que te interesen o involucrarte en actividades que te apasionen, esto te permitirá encontrar a personas que comparten tus mismos gustos.

No obstante, si te sientes deprimido, te recomiendo que consultes a un psicólogo. La depresión causada por la soledad es un problema que tiene solución, no tienes por qué continuar arrastrando esa pesada carga.

Fuentes:

Jaremka, L. M. et. Al. (2013) Loneliness Promotes Inflammation During Acute Stress. Psychological Science; 24(7): 1089-1097.
Kawachi, I. et. Al. (1996) A prospective study of social networks in relation to total mortality and cardiovascular disease in men in the USA. Journal of Epidemiology and Community Health; 50(3):245-251.
Hanson, B. S. et. Al. (1989) Social network and social support influence mortality in elderly men. The prospective population study of “Men born in 1914,” Malmö, Sweden. American Journal of Epidemiology; 130(1):100-111.