Querido niño que hay en mi interior:

Has pasado por mucho y no estoy seguro de cómo sobrellevarlo. Tu fuerza me inspira cada recuerdo y me recupero. Sé que eres la razón por la que estamos vivos hoy. Y te doy las gracias por todo lo que hiciste para seguir adelante. A veces, otros me preguntan cómo he vivido a través de ti y no sé la respuesta.

Tú has llevado esa carga. Y, hasta cierto punto, todavía lo haces. Has cargado con mi ansiedad, aislamiento, estrés, preocupaciones constantesy aun así, sigues con vida, con las mismas ganas de luchar que al principio, con tu punto de vista inocente y alegre. Haces que el mundo sea más benigno.

Todavía hay mucha gente que necesita un ajuste de actitud (o mucho más), tal y como tú lo llevas a cabo. Y los días en que los niños que hay en el interior de estas personas, simplemente no se preocupan por los límites, pueden ser un poco ásperos.

Y sé que estás cansado. Sé que estás cansado de las batallas internas, los ataques de pánico y mis intentos de frustrar situaciones para las que nunca deberías haber sido responsable, todo por mi culpa.  No deberías tener que entender los dilemas de los adultos. Y yo estoy aquí para decirte que no tienes que hacerlo nunca más.

¿Por qué? Porque ya no soy la clase de adulto al que estás acostumbrado. No soy la clase de adulto que te dice mentiras, gana tu confianza y luego invade tus límites. No soy la clase de adulto que te manipula para hacerte creer que todo el dolor es por tu culpa. Todo eso se acabó.

Soy un adulto que pone tu interés como prioridad. Soy un adulto que no quiere volver a hacerte daño. Este soy yo: tú pero más mayor. Y quiero lo que quieres. Quiero paz.

Pero has de saber una cosa: la paz no viene de la manera que piensas. No viene al ocultar o evitar todas las situaciones difíciles o las personas. Esa era la única opción que tenía cuando era un niño. Y te felicito por usarlo para mantenerlo con vida. Pero hoy, la paz viene de escuchar esa llamadainterior, ese propósito mayor.

La paz viene por mí misma y de no preocuparme por lo que otra persona piensa de mí, o si va a tomar represalias después. La paz viene de saber que yo soy la plena expresión de mi ser.

Algunos se refieren la voz de su niño interior como un crítico interno. Incluso hablan de ahogamiento o lo ignoran. Pero yo sé lo que es mejor. Mientras que puedes ser crítico, estás tratando de ser mi protector.

No me quiero ahogar. Quiero trabajar contigo. Quiero cooperar. Quiero usar tu conocimiento para ayudarnos mutuamente a crecer y ser más fuertes. Y cuanto más nos integremos, más llegaremos a la paz que tanto buscamos. La división interna nunca traerá paz. Y con la paz viene una vida significativa.

Así que hoy me dirijo a ti, el niño que hay en mi interior. Y sé que no estás seguro de qué pensar porque, honestamente, nunca nadie te ha hecho un llamamiento antes. Siempre has dicho qué hacer. Siempre te has visto obligados a ser alguien diferente. Y sé que no confías en mí. Pero apelo a ti de todos modos. Y voy a esperar hasta que puedas entender que no estoy aquí para manipular o aprovecharme de ti.

Pero me gustaría que me dejes ocupar de esas cosas de adultos que son demasiado para asumir para un niño. Me gustaría que me dejes demostrarte, sólo un poco, lo que puedo hacer por ti lo y que nunca nadie hizo, permitirte ser un niño, permitirte crecer y desarrollarte en la forma en que nunca se te permitió. Todo lo que haces se convierte en quién soy. Y vamos a estar juntos, vivir la vida en un mundo interior unificado.

Y que finalmente podrás descansar. Finalmente serás capaz de cerrar los ojos sin miedo. Vas a encontrar por fin la paz bajo mi protección.

Vas a estar en casa.

Con amor,

Yo… y tú.

 Por: Belén Gisbert Vercher