La historia de Daniel, es una historia, cierta o no, bastante ilustrativa…
Daniel era el tipo de persona que te encantaría ser.
Siempre estaba de buen humor y siempre tenia algo positivo que decir.
Cuando alguien le preguntaba como le iba, el respondía:
“Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.

Era un Gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante. La razón por la que las meseras seguían a Daniel era por su actitud.
El era un motivador natural: Si un empleado tenía un mal día, Daniel estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.
Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Daniel y le pregunte:
No lo entiendo… no es posible ser una persona positiva todo el tiempo.
¿Como lo haces?…, Daniel respondió:
“Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo, Daniel, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen humor”.
“Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello”.
“Cada vez que alguien viene a mi para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida”.
Si, claro, pero no es tan fácil, proteste. “Si lo es”, dijo Daniel. “Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección”.
“tu eliges como reaccionas ante cada situación, tu eliges como la gente afectará tu estado de animo, tu eliges estar de buen humor o mal humor”.
“En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA”.

Reflexioné en lo que Daniel me dijo… Poco tiempo después, deje la industria hostelera para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Daniel, cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.

Varios años más tarde, me enteré que Daniel hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante, dejo la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon. Con mucha suerte, Daniel fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencias a una clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Daniel fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo.

Me encontré con Daniel seis meses después del accidente y cuando le pregunté como estaba, me respondió:
“Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.
Le pregunté que paso por su mente en el momento del asalto. Contestó: Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenia dos opciones: Podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir”.
¿No sentiste miedo?, le pregunté. Daniel continuó: “Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: Es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión.
¿Que hiciste?, pregunté.
“Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grite: – Si, a las balas – Mientras reían, les dije: Estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto”.

Daniel vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente, la ACTITUD, al final, lo es todo. Ahora tienes dos elecciones:
1.- Seguir como estás.
2.- Mejorar tu actitud cada día más.
Y recuerda, sólo se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de sus resultados y de la vida… Yo de siempre escojo la 2ª.