Hoy voy a hablaros de las emociones en Navidad, concretamente de la Tristeza…

Y es que muchas personas desearían dormirse el día 23 de Diciembre y no despertar hasta el 7 de Enero. Y es que las fiestas de Navidad y de fin de año no siempre son sinónimo de felicidad ya que a veces hay que hacer frente a una gran tristeza.

Es como si en estas fechas Navideñas hubiera dos vertientes: la Alegría o la Tristeza…

Totalmente. Es habitual pensar en la Navidad como una época de celebraciones, regalos, diversión, descanso laboral y felicidad. Pero cuando se supone que todo el mundo debe estar alegre, en muchas personas aflora un estado de absoluta tristeza.

Sobre todo lo vemos en personas que han tenido durante el año algún problema de ansiedad, depresión… Y la proximidad de estas fechas hace que vuelva o se acentúe.

Seguramente, quizá por la presión social, muchas de estas personas se sentirán culpables por no poder sentir esa alegría característica…

Sí, porque si nos metemos en esa corriente de lo que  (entre comillas) “se debe de sentir” es lógico que se genere un gran sentimiento de culpabilidad.

Pero claro, como alguna vez os he comentado, las personas también tenemos derecho a estar tristes…

Así es, y os lo he comentado alguna vez, pero también desde el lado de la psicología es importante tener un poco “vigilada” a esa tristeza. Pero en lo que compete a estas fechas y de lo que estamos hablando hoy, por supuesto que tenemos todo el derecho del mundo, es más, la tristeza es una reacción lógica y natural.

 ¿Y por qué nos sentimos tristes en Navidad? ¿Cuáles son las causas?

Pues hay varias vertientes. Una de ellas es que La Navidad está muy asociada a la infancia: los Reyes Magos, los regalos, la ilusión. Sin embargo, para quienes no tuvieron una infancia feliz, por vivencias familiares traumáticas, falta de cariño, problemas económicos o de cualquier otra índole, estas fechas son un recordatorio de esos días infelices, sobre todo si estos conflictos emocionales no están aún resueltos. -Otra causa es que muchas personas sufren la añoranza de un tiempo en el que sí fueron felices y no en la actualidad: la edad adulta es una etapa de responsabilidades, dificultades y frecuentes conflictos en el ámbito familiar y laboral.

-También las pérdidas afectivas, como una ruptura sentimental o el fallecimiento de un ser querido, pueden ser heridas sin cicatrizar que se abren en Navidad, ya que todo lo que nos rodea es un recuerdo de tiempos mejores.

-Incluso hay quienes en esta época son más conscientes del paso del tiempo y de la pérdida de juventud, algo que la sociedad se encarga permanentemente de mostrar como negativo.

¿Qué os aconsejo para pasar unas mejores navidades?

Primero aconsejo normalizar, es decir, recordarnos que es normal sentir un poco de tristeza en estas fechas.

También es recomendable ajustar expectativas. Piensa en cómo podría ser tu navidad de forma realista. Si te ha pasado algo negativo o doloroso durante el año es importante aceptar que van a ser unas fechas un poco complicadas. Al contrario de lo que pueda parecer, ser consciente de ello hará que te adaptes mejor a la situación.

También son buenas las actividades. Como bien se sabe, ante la tristeza las actividades agradables tienen un papel muy importante. Sé que cuando estamos más tristes la apatía nos cubre todos los poros de nuestra piel, y es normal, pero como siempre digo en consulta, tenemos que obligarnos para romper con esa inactividad. Aunque no nos apetezca, luego a medio y largo plazo este cambio nos hará sentirnos mejor.

Y buscar apoyo en la familia es esencial. En muchas casas se ha decidido no celebrar la Navidad ante la pérdida de un ser querido, ya sea por miedo al recuerdo, la tristeza o por sentirse culpables al estar celebrando algo. Yo lo entiendo, pero como consejo os recomiendo que sigáis reuniéndoos, seguro que hay momentos de nostalgia, obviamente, pero serán compartidos y eso siempre ayuda para sentirnos comprendidos. E incluso quizá salga alguna risa en esas reuniones y no, no sois malos por separaros de esa angustia unos minutos.

Sería bueno que pensáramos cómo queremos pasar estas fiestas: si cómo los demás nos marquen o cómo realmente nosotros queramos.

Y yo añadiría una cosa más… Que nos recordemos que no tenemos obligación de estar felices ni de demostrarlo. Cada cual es libre de sentirse como quiera en este momento, la única libertad que nadie nos puede quitar e esa, la interior.

Escrito por Carlota de Sousa González. 

Psicóloga General Sanitaria. 

M-23100