¿Cómo entender el trastorno de pánico?
Para comprender bien qué pasa y cuáles son los síntomas de los ataques de pánico, hoy os pongo aquí una serie de ejemplos de diferentes personas.
- “Estaba tranquilamente sentado en el sofá de mi casa viendo un programa de televisión con mi mujer. Había tenido un mal día, pero finalmente todo se había resuelto. De repente, sentí una fuerte opresión en el pecho, como un pinchazo en el corazón. Tengo que reconocer que en un principio me asusté, pero intenté nohacer demasiado caso. No le dije nada a mi mujer, hacía esfuerzos para concentrarme en la televisión, pero no podía hacerlo. Recuerdo que respiraba más rápido de lo normal y la cabeza me dolía mucho. Empecé a preocuparme seriamente, estaba muy tenso, el corazón me iba a cien por hora, estaba incluso algo mareado. Me levanté y fui al cuarto de baño para no tener que disimular mi malestar, pero cada vez estaba peor. Por unos momentos pensé que iba a perder el conocimiento, que estaba teniendo un infarto. También me costaba mucho respirar. Sentía mucho miedo, es difícil de explicar. Era como si me fuese a ocurrir algo, pero por otra parte no sabría explicar muy bien qué. No podía soportarlo, así que finalmente le pedí a mi mujer que me llevara a urgencias al hospital más próximo. Allí me dijeron que todo lo que tenía era nervios”.
- “Cuando estoy en uno de esos momentos, no sé expresarlo. Es un miedo terrible. Como si cogieran a mis hijas para haceles daño y yo no pudiera hacer nad apara evitarlo. Me siento completamente indefensa, impotente, no sé qué hacer para encontrarme mejor. Me han dicho que sólo es ansiedad, pero juro por Dios que durante unos egundos creo que voy a morir, o quizás incluso algo peror: Creo que el día que me muera no sufriré tanto ni pasará tanto miedo”.
- “Tuve que abandonar el concierto porque no me sentía las manos, no podía tocar el bajo. Estaba nerviosísimo, con mucha taquicardia y con la respiración muy agitada. Mis amigos me llevaron en el coche al hospital. Creo que llegué a estar muerdo, recuerdo que sacaba la cabeza por la ventanilla para sentir el aire en mi cara y así sentirme vivo. Fue horrible. No se lo desearía ni a mi peor enemigo”.
- “De repente me di cuenta que no podía pensar, estaba tan nervioso que mi cabeza se había bloqueado. No te puedes imaginar lo que se siente en esos momentos. Es como su algo se te desconectase en tu mente. Pensé que estaba teniendo algún ataque cerebral, que una vena de mi cerebro se había roto o que me estaba volviendo loco, que podría llegar a perder el control, qué sé yo…”.
- “No es que tuviera miedo a morir, ya querría yo que hubiera sido eso… Se tiene miedo a lo que todavía no ha llegado, a lo que está por venir. Lo que yo sentía es que ya me estaba sucediendo”.
- “He sido combatiente en la guerrilla de un país de Centroaméerica, he pasado todo tipo de calamidades, me han mordido serpientes en la selva, han ametrallado el helicóptero en el que viajaba, me han tendido embosocadas, he estado detenido por el enemigo… Y nunca he pasado tanto miedo como en esos ataques de pánico. Es algo distinto. En aquellas situaciones yo podía hacer algo, pero aquí no depende de mi, no me sirve la agilidad ni mi fuerza, estoy completamente indefenso”.
Modelo cognitivo del pánico (Clark y Slakovskis, 1987).
Para estos autores, con los cuales yo estoy de acuerdo, la crisis se produce del siguiente modo: un amplio rango de estímulos pueden comenzar el proceso de una crisis. Estos estímulos pueden ser internos (pensamientos, imágenes, o sensaciones corporales) o externos (un supermercado). Si estos estímulos son percibidos como una amenzada, la consecuencia es un estado de aprensión o miedo. Este estado está acompañado por un gran número de sensaciones corporales. Cuando estas sensaciones son interpretadas de un modo catastrófico sobreviene un gran incremento de la ansiedad. Esto produce un aumento de la intensidad de las sensaciones corporales y así sucesivamente hasta formar un círculo vicioso que culmina con una crisis de angustia.
Se plantea que las intervenciones psicológicas que sean capaces de cambiar las respuestas de la persona a los síntomas de ansiedad por habituación o reinterpretación serán efectivas en el tratamiento de la crisis de angustia.
Una vez entendido todo proceso, ¿se puede acabar con los ataques de pánico?
La respuesta es clara y contundente: por supuesto que puedes.
Dentro de la psicología hay numerosos estudios y diferentes formas de trabajarlo en sesión. Hay muchas estrategias y herramientas que podrás aprender para así poner freno a esas sensaciones que tanto miedo te generan.
Si sueles sufrir ataques de pánico y siente que su vida cada vez está más limitada, yo le sugiero trabajar esta sintomatología desde una perspectiva psicológica. Hay muchas áreas que pueden ayudarle a sentirse mejor, pero desde este trabajo también puede aprender a entender porqué se siente así.
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